viernes, 25 de abril de 2008

El Efecto Eternidad


I am the modern man, who hides behind a mask
So no one else can see my true identity
MR. ROBOTO. STYX

Después de recibir una decena de invitaciones en mi correo electrónico, el otro día decidí unirme a la comunidad Facebook. Debo reconocer que también fui inflenciado por una nota de prensa que me animó a probar si era tan maravilloso como comentaban ciertos usuarios y de verdad, me encontré con la grata sorpresa de haber reencontrado a personas que no veía desde hace años. Es un sistema entretenido y ameno, muy amistoso y bastante enviciador, hay que reconocerlo.

Sin embargo, una vez pasada la euforia de los primeros días comienzo a preguntarme por qué nos gusta hacer esto, por qué nos fanatizamos con encontrar gente a través de este sistema, por qué posteamos y descubrimos nuestra vida, nuestra imágenes, nuestras ideas y pensamientos en la red. No quiero juzgar, pues yo también lo hago y no sé si es malo o bueno, pero si estoy seguro que en lo más profundo de nosotros, creemos que en el mundo virtual, podemos ser tan eternos como personajes de novela, podemos quizás hasta ser nosotros mismos y continuar recorriendo la red aún muchos años depsués de nuestra muerte, sin haber hecho nada meritorio, sin haber construido un edificio o escrito un poema inmortal (como cuando parafraseamos "me gusta cuando callas..."), sin haber sido líderes ni asesinos en serie ni mucho menos benefactores humanitarios. No. Simplemente basta con subir unas fotos, escribir un par de boludeces en aquel estraño lenguaje de chat que me repele y así, pasar a la posteridad, transformarnos en parte de este moderno Muiltivac avizorado hace medio siglo por Asimov y que ahora nos anida entre cables y caricias virtuales.

Pero estamos todos en el juego. Aquí estoy yo, por ejemplo, volteando mis ideas sobre el mismo medio que recoge mis palabras y que probablemente las lleve más allá de mi propia existencia ¿Tendrá eso algún valor intrínseco? ¿Será la inmortalidad del ser pensante infromático? ¿Una versión aterrizada de El Hombre del Jardín (Dioses sois)? No lo sé y apenas me atrevo a imaginarlo. Apenas me atrevo a imaginar la cantidad de información y por consiguiente de historias de vida, sentimientos, ideas e ideales que fluyen por las venas plásticas de internet y que, mal que mal, dotan de vida al sistema y a nosotros, de pequeños sucedáneos de vitalidad que no alcanzarán para salvarnos la vida, pero si para propagar por muchos años nuestra sangre electrónica a través de chips y programas, alimentando la red, alimentando los ojos cansados de algún otro ser que, quizás, se pregunte en muchas décadas más lo mismo que me pregunto yo... A lo mejor encuentre una respuesta...

No hay comentarios.: