miércoles, 23 de abril de 2008

El Regreso del Gigante Matamalezas


They seem immune
to our herbicidal battering
THE RETURN OF THE GIANT HOGWEED. GENESIS

He regresado. Bueno, la verdad nunca me fui. Fue más bien un período de hibernación, esas etapas de cambio de piel, de crisálida medio anacoreta que le vienen a uno de vez en cuando, como para dejar descansar el hígado y la cuchara. Dejé mi anterior trabajo para inmiscuirme otra vez en el ambiente un tanto desbocado de la educación superior, dejé que mi relación con Cindy y Martín madurara, me dedique a terminar el primer borrador de mi novela (ya postearé un adelanto), me dediqué a la música y al otro blog, uno que no requiere tanta injundia personal y mego megalómana, y volví a escribir un par de columnas para el diario. Hice nuevos/as amigos/as, a otros/as los he dejado de ver y con algunos/as he reforzado lazos. Me armé de valor para comenzar una nueva etapa y sí, hasta el momento ha sido un cambio positivo más que negativo, cargado de nuevas experiencias, uno que otro carrete, nuevos proyectos y sueños... No me quejo. Me dejé absorver por mi propio yo para regenerar células muertas y por supuesto que también le he dado vuelta a asuntos que ya creía concluidos... Ya no me siento tan seguro de mis ideas pétreas e intento no escupir al cielo para que no me caiga el pollo mutante en la cara. Me dedico (o trato de hacerlo) más a observar que a comentar y volví a sentarme en la fila de atrás antes que en la cabecera, no por miedo al ridículo, si no que para reafirmar o cambiar mis ideas y esas falsas certezas absolutas de las que me vanagloriaba. Por primera vez en mi vida me siento padre y marido y no es una aberración como yo pensaba. Ya no sufro tanto como antes porque al fin y al cabo la vida es una mierda, pero vale la pena reírse de esa mierda y no maldecirla por las puras. Ya no me masturbo tan seguido, ni física ni mentalmente. Algo de crítico me queda pues el asunto de la píldora me tiene hasta las recachas, pero no ahondaré en eso en este momento sino que postearé un mail que escribí a todos/as mis amigos/as con una respuesta a un profe que salió más cartucho que la cresta, uno de esos persobajes que cree que porque María no uso métodos anticonceptivos, ninguna mujer tiene derecho a hacerlo, quizás temiendo que las pildoritas o los condones no permitan el nacimiento un nuevo Mesías... ja!. Todavía miro mis cicatrices de guerra y me alegra que sean sólo eso, cicatrices. Aún me sorprende la estupidez humana. Aún creo en un mundo, sin intolerancia, donde la ecuación del poder haya sido eliminada y de una vez por todas nos demos cuenta que somos iguales y que no existe otra cosa que el bien común. Todavía sueño con un mundo sin calentamiento global, sin tanta película gringa, con música un poco más inteligente sonando en las radios; pretendo un país sin IVA, un país donde los libros estén al alcance de todos, donde caminemos tranquilos por las calles, donde los vecinos vuelvan a saludarse y no a temerse... Regreso o más bien renazco entre viejas y nuevas concepciones que espero, prosperen en todas aquellas emociones hermosas que provocan en mí Cindy y Martín. Regreso para propender un mundo un poquito más comprensivo, menos violento, más acorde con lo cool que significa vivir en el sigo XXI ¿Volví más profundo? No, para nada... Un poquito más consecuente no más, menos rabioso, más bueno para reír y disfrutar de todas estas porquerías que nos rodean porque en el fondo, comprendí y todos deberíamos hacerlo, que si las huevadas están mal, también es por nuestra culpa y si queremos que alñgo mejore, debemos partir por nosotros y quienes nos rodean... Sí, ya sé que suena más cliché que guión de teleserie, pero, mierda, así están las cosas puh chiquillos y chiquillas... Así están, todavía mal, pero no tanto como para no darse el lujo y el tiempo de despertar sonriendo, creerse el cuento del buen samaritano y poner un granito de arena para que cada día valga la pena vivirlo...

Saludos desde el inframundo...

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