jueves, 26 de abril de 2007

Aire en los Pulmones


Be prepared for the day
When we walk from the darkness
Out
Into Light
MONOLITH. ANEKDOTEN

Supongo (sólo supongo) que necesito fumar en las mañanas para saber que aún respiro, para ver que el aire todavía está ahí, materializado en un disfraz gris que se desvanece con el frío de la mañana. Supongo que me quedo pegado por demasiados minutos debajo del agua de la ducha porque me da miedo salir a la calle y enfrentar caras largas, bocinazos, pelambres soterrados, potos caídos, perros hambrientos y gatos con tiña. Supongo que es por eso también que convierto los audífonos de mi mp3 en elementos orgánicos, costras adheridas a mis orejas como garrapatas bullangueras y ebrias de música.

Supongo que es por eso que evito las calles concurridas, los malls, los shoppings, los caracoles, los paseos, las playas, las micros llenas, los estadios, los gimnasios, los cines, las inauguraciones, las clausuras, los cócteles, las recepciones y hasta las conferencias de prensa. Supongo que es por eso que dejo de ver a mucha gente en mucho tiempo. Pero no importa. Al fin y al cabo, en muchas ocasiones, es gente que supongo no paso ni con vaselina... Pero sólo estoy suponiendo...

Supongo que son mis errores y cargos milenarios de conciencia los que me provocan insomnio. Supongo que mi karma (qué palabra más mamona) es el que me despierta sobresaltado cuando aún es de noche, cuando se supone que todo el mundo debe descansar, pero jamás ha sido así. Al contrario, supongo que es la mejor hora para crear, para escribir, para pensar, para imaginar y soñar despierto, para hacer el amor o follar descaradamente, suponiendo que esa situación se de de vez en cuando si que ella supone que yo tengo ganas o yo supongo que ella tiene ganas. Entre esas suposiciones es que terminas en un coito que ninguno de los dos quiere de verdad, suponiendo que el otro la está pasando chancho.

Pero sólo supongo... Supongo que cuando me muera, una que otra noche alguien recordará mis anécdotas, mis borracheras, mis poemas absurdos, mis cuentos rancios, mis chistes groseros y fomes, mis sacadas de cresta, mis desmadres... Supongo que después de unos años, ya nadie me recordará. Supongo que las cosas seguirán igual de mal, que los polos se derretirán, que el sol explotará, que las ciudades desaparacerán, que el ser humano tendrá cuatro dedos en sus extremidades, que perderá todos sus vellos y cabellos, que tendrá orejas como el Señor Spock y que vivirá en otro planeta muy distante a esta galaxia. Y supongo que entre esos seres dolicocéfalos, tecnológicamente avanzados y mentalemente desarrollados, habrá un huevón como yo, suponiendo que las cosas pueden ser peores, con muchos deseos de sentir que hay aire en sus pulmones cada vez que despierta en las mañanas verdes de un mundo que, se supone, será mejor que este.

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