sábado, 15 de septiembre de 2007

Música de Vidrio


Además de ser un adicto insensato a la música de Philip Glass, no es mucho lo que sé de su vida. Estudió con Darius Milhaud en la Juliard School en donde fue influenciado por Boulez y Copeland antes de trabajar con el legendario músico indio Ravi Shankar gracias al cual conoció el budismo y sobre todo, los ritmos aditivos de la música del país de Gandhi. Es un ferviente defensor de la causa tibetana. Incomprendido, valupeado y hasta despreciado en los 70 y 80, la "fama" le llegó recién en los 90 y el minimalismo de sus composiciones es parte fundamental de gran cantidad de bandas sonoras de famosas películas (Las Horas, El Ilusionista, Kundun), obras de teatro experimentales (1000 Airplanes on the Roof) y hasta óperas de cuántica iluminación (Einsten on the Beach), además de docenas de discos junto a su ensemble y como solista.

La cuestión es que Glass se la trae. Se ha convertido en un maestro y gurú de nuevas generaciones de músicos con su minimalismo aditivo y repetitivo, complejo pero aún así emocionante y apoteósico aunque es muy probable que él no busque ese efecto barato. La verdad es que la mayoría de sus álbumes son joyas musicales de intensa musicalidad, plasmadas con melodías cadenciosas y sincopadas, exacerbantes por momentos, volátiles por otros. Sus bandas sonoras son verdaderos himnos y sus discos conceptuales son mundos de complicado entramado musical, capaces de atenazarte el corazón por varios minutos.

Bueno, el asunto es que Glass viene al caso porque buscando material sobre Dracula para Cindy (mi polola, ustedes ya saben) encontré su versión de la novela de Stoker y de verdad me conmovió por su belleza contenida, su parquedad de recursos, pero aún así su fuerza y sobrecogedor misterio. Chicos/as, se los aseguro, no serán defraudados por este brillante músico gringo que se las trae desde hace tres décadas y que es capaz de romperles el mate con unas cuantas de armonías...

Traten de conseguirse una de sus más brillantes creaciones Koyanisquaatsi, o bien prueben con la elevada 1000 Airpalnes on the Roof o con la sintética North Star o con la extravagante Music with Changing Parts. Les puedo asegurar que son obras adictivas, de exquisita factura; modernas piezas que los/as harán mirar la música desde otro punto de vista...

Disfrútenlo. De verdad vale la pena, en especial en estos tiempos de tanto ritmo desechable y rapidez mundana. Glass los puede llevar a un equilibrio que jamás imaginaron...

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