lunes, 8 de octubre de 2007

Ni tan Chileno...


A un mes del 18, no he dejado de pensar en lo "chilenos" que nos ponemos las semanas previas y más aún durante las celebraciones. Además de haber tenido al menos cinco días para solazarnos con asados varios, tragullos de alta y baja estofa y escuchar la más variada gama de cuecas, cumbias y bailantas, nace en todos nosotros ese sentimiento poderoso y grandilocuente de sentirnos más chilenos que nunca, enorgullecernos de nuestra historia, subirle el pelo a una Junta de Gobierno bastante pelienta, encabezada por un viejo mamarracho cuya salud mental me recuerda bastante a al del otro viejo mamarracho de uniforme gris y lentes oscuros en sus últimos días...

Como siempre, Coco Legrand tiene razón. Es en esos días que me doy cuenta que somos chilenos, pero a medias no más. Es decir, puta que nos ponemos la camiseta con los mapuches pa'l 18!... La raza indomable, los guerreros por excelencia, la tribu que nunca se sometió a los españoles pero todavía continuamos mirándolos como ciudadanos de segunda categoría. Para que hablar de los descendientes de los pueblos altiplánicos... todavía los vemos como los más simpáticos souvenires. Qué decir de nuestros compromisos deportivos: cuando la Selección gana, vamos arando dijo la mosca y ahí todos decimos "Ganamos!". Pero si los cabros pierden, ahí viene la consabida reprimenda: "Perdieron estos conchesumare! Puta los huevones malos!"... Mejor ni mencionar nuestra xenofobia congénita que es tan segregacionista y cínica, dirigida a peruanos, bolivianos y ecuatorianos con gruesos y ofensivos epítetos, pero que se desvanece frente a los gringos y se convierte en compulsiva xenofilia... A cuántos amigos/as habré escuchado renegar de darle una salida al mar a Bolivia en secreto para después, gritarle a los cuatro vientos que la Latinoamérica bolivariana debe hacerse realidad y que cuál es el problema con darle unos kilómetros de playa de los bolis para que tengan sus barquitos y puedan ir a la playa en verano...

Tenemos muchas gracias y contradicciones en este sentido chilenista que al parecer, pueder ser hasta genético. Despreciamos la forma de ser del argentino cuando de verdad es envidia lo que nos corroe. Nos pasamos por el trasero a los demás amiguitos del patio trasero de América al momento de comparar historia o desarrollo, negando concientemente que nuestra historia es igual de turbia que las demás y que nuestro desarrollo es una especie de sueño en el cual nos gustaría vivir porque la realidad es totalmente distinta y deja mucho que desear. Despreciamos las costumbres y tradiciones ancestrales de otros pueblos, pero también despreciamos las propias y las reemplazamos por cumbias, huevos de pascua, halloweens, pizzas, sushi, baby showers, dance parties y cuánta huevada creamos que es cool. Aullamos ser chilenos y ni siquiera tenemos muy claro lo que eso significa porque la verdad es que además de una frontera común, no tenemos muchos rasgos socio culturales que nos definan como nación o incluso, como raza. Claro, si hemos crecido con cabezas de pescado como que somos "los ingleses" o "los jaguares de Latinoamérica" y jamás le hemos ganado a nadie... Pero no importa, en algo somos buenos aunque todavía no sabemos para qué (Bueno, por lo menos tenemos dos premios Nóbel de Literatura, supongo que eso sognificará algo, o no?)

En fin, la exacerbación del chilenismo durante septiembre devela aún más el chauvinismo demagógico que predicamos incluso son quererlo. Y si bien eso puede que nos haga querer ser mejores y demostrar que realmente somos un gran país, la verdad es que nos convierte en títeres bastante patéticos sin un escenario de fondo ni un libreto en el que apoyarnos para jurar que somos algo que dista mucho de la realidad.

*La foto es de Nelson González y fue tomada el '97... Puta que estaba flaco!